martes, 11 de diciembre de 2007

Antonio Hernández Palacios

A través de mis trabajos en "Trinca" la gente empezó a saber que existía un tipo como yo. De Francia llegó una carta. CLAUDE MOLITERNI acababa de ser fichado por Dargaud y quería mi colaboración. Así nació Mac Coy y mi larga relación con la editorial Dargaud, donde tuve ocasión de conocer a casi todos los autores de comics más importantes de Europa.

De aquel tiempo recuerdo con especial agrado una cena con MOLITERNI en la que me presentó a LORO y a ROBERT GIGI. LORO es un tipo formal, serio y casi triste pero muy entrañable, con el que pensé me gustaría tener amistad. Con ROBERT GIGI no tuve que pensar nada. La aceptación fue inmediata y recíproca. Recuerdo su cara de asombro al verme por primera vez ya que sólo me conocía a través de mi trabajo.

"¡Pero si yo creía que se trataba de un joven de veinte años que tenía prisa por llegar!"

Yo tenía ya cincuenta y dos años y el pelo blanco. Aquella afectuosa risotada de GIGI es uno de mis mejores recuerdos. Tenía toda la razón en lo de la prisa por llegar. Yo sabía, siempre lo he sabido, que sólo poniendo toda la carne en el asador, con verdadera ilusión, se puede llegar a algo.

(1983)
(Extractado de Historia de los Comics de editorial Toutain)

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