lunes, 26 de noviembre de 2007

Roy Thomas

El comic es narrativo. Eso es todo, en realidad.

Los guionistas y dibujantes de comics actuales, bien sea trabajando en tandem o por su cuenta, son el equivalente moderno de los asombrosos trovadores que solían vagar por el campo cantando las glorias de Camelot y la caida de muchas encumbradas Troyas -bardos irlandeses y poetas que narraron sobre Cuchulain y Conchobar y demás impronunciables gaélicos-, de los primitivos y pintorescos reporteros americanos que garabateaban vivas, aunque falsas hazañas de Buffalo Bill, Davy Crocket y Daniel Boone.

Esa es la razón por la que, cuando Marvel Comics adquirió los derechos para continuar la saga cargada de brujería de Conan el Bárbaro, quien descendió de las altas y ventosas colinas de Cimeria para sentarse en el trono de la orgullosa Aquilonia, me agradó lanzar la parte artística de la tarea a un tal BARRY SMITH, entonces residente en su Londres natal y que comenzaba a hacerse un nombre dentro del chiflado mundo de los comics.

Le elegí a él, desde luego, porque, como yo, se había sentido profundamente interesado por narrar una historia, no sólo por poblar un montón de viñetas con vacuidades bien dibujadas y con un despliegue de técnicas desprovisto de sentido.

Sin embargo, nadie (incluido, sospecho, el mismo BARRY) podía imaginar que al cabo de pocos ejemplares "Conan the Barbarian" iba a ayudar al joven Maestro SMITH a metamorfosearse en el Alphonse Mucha del comic, con ornamentación de fondos y esmerados trazos que hubieran hecho sentirse orgulloso a cualquier artista "Art Nouveau".

Aunque, a pesar de todo, BARRY nunca perdió de vista el principal y único objetivo de los comic-books: narrar una historia.

Robert E. Howard fué un narrador, también -ya se tratara de ocuparse de un espadachín arribista como Conan o Kull o de lovecraftianas horripilantes cosas que se sacudían en la noche, o bien de una gran leyenda sobre su amada Texas.

Quizás, como no pocos han pretendido, los tres estábamos destinados los unos para los otros. A BARRY y a mí nos gusta pensar así.
Ciertamente, no cabe discusión acerca de que "Conan the Barbarian" hizo historia en un género de comic book.

Por una parte, un número no inferior a cinco de los ventidos historias a color de comics que hicimos juntos fueron nominadas para el mejor relato del año y otro por la propia Academy of Comic Book Arts. Para los no iniciados, esas historias fueron: "The Lair of the Beast-Men" (no 2), "The Tower of the Elephant" (no 4), "Devil-Win over Shadizar" (no 6), "Black Hound of Vengeance" (no 20) y "The Song of Red Sonja" (n' 24).

BARRY y yo nos sentimos orgullosos, pienso, no solo por el hecho de que "Song of Red Sonja" (nuestro canto de cisne de Conan al menos en formato a color) ganara finalmente el codiciado trofeo ACBA -y que no menos de cuatro de las cinco nominadas fueran originales nuestros y no adaptaciones.

Del mismo modo, varias de las historias anteriormente citadas (mas la del n° 11, "Rogues in the House"), fueron nominadas para los premios de los aficionados, también durante el período de cuatro años- y "Rogues" lo ganó.

Además, "Conan the Barbarian" fué nominado cada año desde 1970 a 1973 para el premio ACBA al mejor comic-book, ganando el premio en 1972.

(1975)
(Extractado de la Historia de los Comics de editorial Toutain)

No hay comentarios: