Conciencia se tiene siempre de una forma u otra. Sabes que te putean, pero lo aguantas: no tienes otra alternativa. La circunstancia económica y la ausencia de escuelas de historietistas no permitían que fuese de otra forma. Había que aguantar hasta que llegase tu "chance". Tiene que quedar claro que te estoy hablando de los años 60; ahora las circunstancias han cambiado y muchos hijos de papá descarriados han acudido al mundo del comic, hecho que antes no se producía, porque era demasiado duro. En cuanto a lo de la "conciencia" ha habido distintas etapas: primero, la "artística" -mentira-; luego, la profesional; después la política, dejar de trabajar para los dueños del momento, trabajando para los posibles futuros dueños. La alternativa no es muy halagüeña. Creo que se ha de ser independiente, aunque las necesidades de protección y de apoyo o el oportunismo lleven a la militancia, lo cual, a veces, cuesta muy caro; por aquello de "no es el momento adecuado para decirlo, desprestigiaría al partido", entre otras servidumbres.
Está claro que, a través de la historia, las clases dirigentes han manipulado al "artista", en vida o muerto, depende del momento histórico y de quién tenga el poder. En la España de Franco -de manera esquemática- el "artista" era un ser mítico inspirado por Dios, la patria y el pan con aceite y azúcar y alejado de toda realidad social, con lo cual conseguían utilizarlo como eco de su propia ideología. Superficialmente, aunque confundíamos superficie y fondo, queríamos ser ese personaje distinto que nos había deslumbrado, el "artista". Descubriendo posteriormente todo el montaje social, descarado y grosero, toda la farsa del "arte", como parte de esa total mentira con la que nos robaron el mundo natural de nuestra infancia. El "artista" se hace con muchas horas de trabajo, no por la inspiración de tal o cual régimen.
(de una entrevista por Laura Cepeda en 'Totem' 1980)
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