martes, 4 de diciembre de 2007

Jean Michel Charlier

Para dibujar una historia de aviación, hay que sentir la pasión por los aviones... HUBINON y UDERZO llegan a hacer vivir el metal, llegan a darle vida a una máquina... GILLAIN y GIR, por ejemplo, dibujan maravillosamente los caballos. Sienten la pasión, no por los caballos, sino por el movimiento.

Es difícil hablar en estilo telegráfico porque ello reduce el diálogo a un lenguaje que no es auténtico. A mí me preocupa verdaderamente ese problema. Sé que soy terriblemente charlatán por mi preocupación de darle a un personaje un aspecto real. Cuando uno habla para si mismo, es probable que se repita tres veces la misma cosa. Al guionista se le plantea siempre esa especie de ruptura entre el deseo de conservarles a los personajes su lado humano y la necesidad de hacer avanzar la acción. Tengo un ejemplo en una página de Fort Navajo dibujada por GIR. Un hombre está atado y es prisionero de los indios. Trata de convencerles y de negociar. Solamente podía hacerlo en tres frases lapidarias de diez palabras. Pero eso no es cierto, porque el hombre tiene que argumentar, argüir ciertos argumentos. Los indios argumentaban durante mucho tiempo.

Entonces me debato siempre entre la necesidad de no hacer escenas estáticas y la de no ser demasiado charlatán, pero ambas cosas con un solo objetivo: conservar una autenticidad. Para mí, es uno de mis grandes dramas. Los americanos, en cambio, son mucho más charlatanes. CANIFF, en su serie, tiene momentos en los que los personajes hablan mucho. Estoy convencido de que se encuentra en la misma situación que yo y que, si algún día pudiera hablar con él, me lo confirmarla.

(de una entrevista por Claude Molitemi, 1968)
(Extractado de “Historia de los Comics” de editorial Toutain)

3 comentarios:

Manuel Martínez dijo...

Cierto, una de las limitaciones de la historieta, los diálogos telegráficos. Sin embargo, los puristas defienden que la historieta debería prescindir de textos y expresar las ideas solamente mediante dibujos.

Gonzalo Martinez dijo...

No estoy muy de acuerdo con "los puristas".
El problema es la limitación de espacio y secundariamente del género (quizás).
En el formato de novelas gráficas de muuuchas páginas, sobre todo aquellas de corte cotidiano podemos apreciar muchos largos y sabrosos dialogos.
De repente poner mucho dialogo en un western de acción sería contraproducente.
Más adelante voy a poner un comentario de Dionnet y la conmoción que provocó la historieta muda Arzach de Moebius en su momento.

Manuel Martínez dijo...

Tienes razón. Otra cosa ya es el caso de más abajo: Edgar Pierre Jacobs, que no se cortaba a la hora de poner textos.