Los aficionados a los comics son de una miopía poco corriente. Tienden a exigir mediocridad simplemente porque se aferran a una sola idea y quieren que sea la idea que se les dé siempre. No dejan que un dibujante crezca en la dirección que desea. Tienden a corromper la inventiva de un dibujante. Crean egos monumentales partiendo de habilidades de segunda fila. BYRON PREISS trabaja mucho. Yo no estoy de acuerdo con mucho de lo que hace, toneladas, un montón, pero le reconozco el mérito de ser un provocativo innovador. Nadie más en los comics, incluyendo a Armand Eisen ("Ariel") y MIKE FRIEDRICH ("Star Reach"), está explorando las avenidas técnicas que explora PREISS. Por otra parte, pienso que muchos de sus objetivos superan sus habilidades.
Mi fe en los comics como medio no es verdaderamente firme porque los comics son un negocio suicida. La gente, aficionados en su mayor parte -y actualmente la mayoría de las principales compañías están bajo la dirección de aficionados, ha creado un mecanismo de autodestrucción al aferrarse a un período temporal y Iimitarse a jugar con variaciones sobre un tema. Los aficionados a los comics tienen una idea muy limitada de lo que se supone que son los comics. Cada vez que asisto a una convención alguien me pregunta cuáles son mis personajes favoritos. Es una pregunta razonable. Tiendo a no disfrutar con los relatos sin héroes. Me gustan los héroes y me gustan los villanos y me gustan esta clase de cosas. Pero tengo 28 años y voy a cumplir 29 y no leo comics. En las raras ocasiones en que sí veo comics decididamente no me interesan Superman y Batman salvo a nivel de curiosidades juveniles. He leído comics desde que era un bebé. No leo las mismas novelas que leía cuando tenía diez años. No hay razón en este mundo de Dios por la cual debería esperarse de mi que leyese los mismos comics. Me encanta el medio. Me gusta el concepto de la narrativa gráfica. Pero los comics no se están escribiendo para mi.
Me atraen los comics porque me dan la oportunidad de extraer lo que hay dentro de ellos. Eso no tiene tanto de clisé como parece. Tiendo a ver los dibujos como grupos de dibujos. Así, pues, hacer ilustraciones es una cosa que me limita. Para mi una ilustración es más bien como un tríptico. Es una serie de imágenes múltiples. Por eso me atrae el concepto del montaje. Me gusta la idea de... soy un gran artista de mierda. Me gusta charlar; me gusta conversar; me gusta narrar con sentido del tiempo y de las cosas. Y eso son los comics para mi.
(de una entrevista por Marilyn Bathke en Comics Journal, 1979)
(extractado de Historia de los Comics de editorial Toutain)
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