Me habían dicho que la Associated Press buscaba un dibujante para la serie Scorchy Smith. Como muestras de mi trabajo, les llevé varias cosas que había hecho en la RKO. A modo de anuncio de una película de John Barrymore, The great man, querían una especie de tira para publicar en los periódicos durante una semana. Yo había hecho dibujos partiendo de fotos fijas de la película y el texto narrativo aparecía debajo de las viñetas. A propósito, el hombre que últimamente había dibujado Scorchy acababa de alistarse en los Tigres Voladores, por eso la Associated Press necesitaba un nuevo dibujante. Me dieron un montón de tiras dibujadas por NOEL SICKLES, el predecesor de dicho hombre, y me pidieron que hiciese muestras para una semana, en plan de prueba. Conseguí el empleo y me dijeron que cobraría sesenta dólares semanales por escribir los guiones y los textos, y dibujar la serie. Más adelante me pidieron que crease la primera plancha dominical de Scorchy. Hice esta serie durante cinco años. Me casé a los 27 años en 1945; me concedieron varios aumentos de diez dólares a la semana y con la plancha dominical ganaba un sueldo tope, creo que ciento veinticinco dólares semanales. Empezaba a ser conocido y tuve el placer de ver la entrega del domingo en la primera página del "Post" de Nueva York.
Sí. Un día recibí una carta del malogrado Bradley Kelly, de la King Features. Al parecer, la King andaba buscando un par de personas que se encargasen de varias series que hasta aquel momento habían hecho unos dibujantes que estaban a punto de entrar en filas. Me excusé ante Kelly diciéndole que acababa de pasarme cinco años dibujando la serie de otro. El resultado fue que unos meses después le presenté unas cuantas muestras de Johnny Hazard. Firmamos un contrato y entonces empezó un largo período de experimentación para dar con los personajes definitivos. Joseph V. Connolly encabezaba el Syndicate por aquel entonces y durante varias semanas le mostré no sé cuántos bocetos de Brandy, la chica de la serie -vistas de frente, de perfil y de tres cuartos-; los extendíamos sobre el suelo del despacho del señor Connolly y él decía: "Me gusta la nariz... Esto no me gusta... Me gustan sus ojos... Esto otro no me gusta" y así sucesivamente. Seis meses después de que empezara a publicarse la serie, me dijeron que William Randolph Hearst quería una plancha dominical. Y, por si fuera poco, quería que en la plancha dominical se contase una historia independiente de la que se narraba en las tiras diarias. ¡Así que me encontré metido en trabajo hasta las cejas!
Johnny empezó como oficial de vuelo de la fuerza aérea; le hice fugarse de un campo de prisioneros nazi, robando un bombardeo de un aeródromo y despegando bajo el fuego enemigo. Al principio, utilizaba un incidente o un "gag" o algo interesante como base de la plancha dominical. Muchas de estas cosas las sacaba de las noticias de guerra que publicaba la revista de la fuerza aérea o de "Stars & Stripes", la revista del ejército. Más adelante convertí la plancha dominical en una historia continua. Había leído mucho -historias de aventuras, ciencia-ficción, toda suerte de relatos asombrosos- y, al parecer, lo dramático se me daba bien. Durante la guerra necesité un extenso archivo de aviones militares, pero en años recientes Johnny se ha visto envuelto muy pocas veces en situaciones militares, de modo que la mayoría de los aviones que utilizo ahora son civiles.
(de una entrevista en Cartoonist Profiles")
(Extractado de Historia de los Comics de editorial Toutain)
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