lunes, 7 de abril de 2008

Frank Frazetta

No tuve (por parte de mi profesor, Grubman) ninguna influencia en mi trabajo, ninguna en absoluto. Era sencillamente que seguía mi camino sin importarme quién se presentase y él sencillamente hizo que mi vida fuese más agradable y me confirmó lo que en el fondo ya sabía: que era bueno. Tenía lo necesario.

Nunca tuve ninguna duda acerca de mi talento, ¿vale? Nunca hubo realmente ninguna duda al respecto. Sabía lo que podía hacer. De hecho, sabía lo que podía hacer que no hubiera hecho antes. Tenía una confianza tan extraña en mi talento que pensaba que si lo veía, podía hacerlo, y probablemente mejor. Esa ha sido mi actitud.

Ahora bien, por muy rebuscado que parezca, ese es un comentario sincero acerca de lo que sentía. No sé si sigo sintiendo lo mismo o no me siento tan vigoroso. Por supuesto, no soy el mismo hombre. Ya sabes, la energía no acaba de ser la misma. Eso que llaman confianza es cosa de la juventud, ¿de acuerdo?

Cuando estoy solo y creando sólo para mí, la imagen tiende a ser cualquier cosa menos violenta; se vuelve muy romántica e incluso erótica. Eso es cuando estoy trabajando para mí. Las imágenes son mucho más suaves, calladas y, desde luego, más románticas. La violencia queda fuera de ello. Me encantaba vivir en el mundo de la fantasía, mujeres hermosas y duendecillos, ¿sabes?, animales y cosas así.

Esta es realmente la materia de mis sueños. Los Conans son la materia violenta.., algo que sencillamente me impusieron.

(de una entrevista en "Ariel" 1976)


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